Frankenstein o el moderno Prometeo del siglo XXI (Capitulo 3)

Capitulo 3

5º Correo electrónico
10-5-2008
Para: Alicia Gómez Maldonado.

Asunto: Viaje

Hola Ali, perdona por no seguir ayer, pero es que tenía que hacer una cosa muy importante, te sigo contando:
Los 3 focos que Wade iba a colocar eran aproximadamente de 3 metros de largo y pesaban 160 kilos cada uno, insistí en ayudarle, y aunque decía que podía solo, aceptó mi ayuda.
Después de llevar los focos dentro de la cueva y colocarlos, íbamos a volver con los demás, pero Wade quería investigar la cueva antes de que la estropearan y la analizaran; yo estaba de acuerdo, y como se suponía que montar los focos nos iba a llevar una hora y habíamos necesitado veinte minutos, avanzamos. La cueva desprendía un olor muy desagradable, no se como el hombre que nos informó dijo que olía a ambientador; a medida que nos íbamos adentrando, el olor se iba haciendo cada vez mas insoportable, hasta que llegó el punto en el que aún tapándose la nariz olía mal, tras andar unos minutos, sorprendentemente vimos a un anciano tirado en el suelo, Wade lo levanto, pero estaba muerto, tenía la cara (literalmente) aplastada, como si un camión se le hubiera caído encima, el anciano tenía un libro en sus manos, así que lo cogí y lo guarde en mi mochila, ya que la portada era un tanto extraña y me picó la curiosidad, en el momento en el que Wade y yo nos dispusimos a irnos para avisar a los demás, oímos unos pasos, nos quedamos petrificados, y, tras unos segundos, vimos a un... No se que decir, vimos a un ser salir de la nada y ponerse enfrente de nosotros, en ese momento se me heló el cuerpo, esa criatura era enorme y feísima, estaba lleno de cicatrices, su piel era grisácea , tenía unos ojos negros como la noche y una expresión placentera en su cara, Wade medía 6.6 pies (2.01 metros), y este monstruo le sacaba dos cabezas; después de unos intensos e incómodos segundos, el engendro avanzó hacia él y le golpeó tan violentamente que sentí un escalofrío fortísimo, por lo que di un pequeño salto; Wade estaba en el suelo, muerto, a siete u ocho metros de donde había estado un segundo antes; ese monstruo seguía teniendo la misma expresión de placer, lo que le hacía más aterrador, yo seguía mirando el cuerpo inerte de Wade y pensé que a mi me esperaba lo mismo, el monstruo se giró y me miró, empezó a andar, cada uno de sus pasos eran como terremotos, cuando estuvo a un metro de mi, apretó el puño y se dispuso a golpearme, pero conseguí esquivarlo, así que salí corriendo, el monstruo no me persiguió, pero gritó: "Si le cuentas algo a alguien, lo sabre, e iré a por ti". No hice caso a la advertencia del monstruo, así que les conte todo a mis compañeros, mi mayor miedo era que no me creyeran, pero al enseñarles el libro del anciano, que Wade no estaba conmigo y que yo estaba sudando y muy asustado, me creyeron. No había pasado ni una hora desde que habíamos entrado en la cueva, pero se me había hecho eterno.
Pasaron los días, tanto las personas del pueblo como la policía pensaron que estaba loco, así que nos fuimos de allí; iba a volver a España, no sin antes pasar por Inglaterra, ya que todos mis compañeros eran ingleses.
Seguiré contando mañana, estoy muy cansado y necesito dormir.

Un beso.                           

                                                               Dani

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